Desde una edad temprana, siempre me sentí atraída por la ciencia y la tecnología. Crecí en un entorno donde la curiosidad y el descubrimiento eran valorados, lo que me llevó a explorar diversas disciplinas. Sin embargo, fue durante un proyecto escolar sobre recursos naturales que descubrí mi pasión por la ingeniería de minas. Aprendí sobre la importancia de los minerales en nuestra vida cotidiana y cómo su extracción puede ser realizada de manera responsable y sostenible.
La figura de mujeres destacadas en el campo de la ingeniería también fue una gran fuente de inspiración. Conocí a ingenieras que compartieron sus experiencias y desafíos, lo que me demostró que era posible tener éxito en un entorno predominantemente masculino. Estas mujeres no solo eran expertas en sus campos, sino que también se comprometían con la sostenibilidad y el empoderamiento de las comunidades. Su ejemplo me motivó a seguir este camino, deseando ser parte de un cambio positivo en la industria.
A medida que avanzaba en mis estudios, me di cuenta de que la ingeniería de minas no solo se trataba de extraer recursos, sino de hacerlo de manera ética y responsable. Quería contribuir a la creación de soluciones innovadoras que minimicen el impacto ambiental y promuevan el desarrollo sostenible. Este deseo de hacer una diferencia, combinado con mi pasión por la ciencia y la tecnología, solidificó mi decisión de seguir una carrera en el ámbito STEM.
Hoy en día, estoy comprometida a empoderar a otras mujeres para que consideren carreras en ingeniería y ciencias. A través de mentorías y talleres, busco inspirar a las jóvenes a seguir sus sueños en campos STEM, demostrando que con determinación y pasión, pueden superar cualquier barrera y hacer un impacto significativo en el mundo.