hizo la maestría y el doctorado en EEUU. donde , estudió fitomejoramiento genético, la ciencia que investiga cómo mejorar el crecimiento y la producción de las plantas cultivadas.
“Ahora que he aprendido un montón es hora de regresar Soy la guardiana de las papas nativas. y ayudar a la agricultura de mi país”, dijo María y, apenas volvió a Perú, entró a trabajar en el Centro Internacional de la Papa (CIP), donde usó todos los microscopios para estudiar detenidamente a los gusanos que atacan a las papas. Estos gusanos son unos parásitos que pertenecen a la inmensa familia de los nemátodos y viven entre las raíces de las plantas. Son muy pequeñitos, imposibles de detectarlos a simple vista. Algunos se alimentan de los cultivos y lo que les falta en tamaño les sobra en avidez para destruir las plantaciones de papa. Marchitan las f lores, ponen amarillas las hojas, las papas salen pequeñas. ¡Arruinan todo! María pasó veinte años estudiándolos. Claro, uno puede decir ¡veinte años para estudiar un gusano! Pero es que hay varios tipos de nemátodos que parasitan las plantas de papa desde hace miles y miles de años.
Por eso, ella se la pasaba yendo a la sierra para enseñar a los agricultores cómo identificar estos parásitos y evitar que sus cultivos se dañen. Pero ahí no queda todo. Así como hay miles de nemátodos, en el Perú hay miles de variedades de papa. María llegó a analizar alrededor de cuatro mil para ver cuáles eran resistentes a estos parásitos. El resultado fue lamentable: solo tres o cuatro podían vencer a estos gusanos sin ayuda de pesticidas. “¿Cuál es la solución, entonces?”, se preguntaron todos. “¡Hay que entrecruzar las papas resistentes _ que son las que no permiten la reproducción de estos nemátodos en sus raíces _ con las papas rendidoras! ¡Así habrá más papas fuertes!”, dijo María. Y así fue como María y el equipo de investigadores del CIP lograron obtener algunas variedades de papa resistentes a los nemátodos que la atacan.