Uno de sus proyectos más ilustres buscaba obtener grafeno de manera química. Este nanomaterial fue descubierto en el año 2004 por los rusos Konstantin Novoselov y Andre Geim, quienes posteriormente ganaron el Premio Nobel de Física en 2010.
que el grafeno tiene una multiplicidad de usos y es muy solicitado. Con él se recubren, por ejemplo, diferentes materiales, a fin de mejorar sus propiedades eléctricas o físicas.
el grafeno es un conductor eléctrico y térmico (incluso mejor que el cobre) más resistente que el acero. Y la UNI ya encontró una manera de producirlo utilizando diferentes procesos, entre ellos, el de exfoliación mecánica.
Otro proyecto de la doctora María Quintana está relacionado al uso del ayrampo, una semilla nativa de la región andina, que sirve de base para producir colorantes naturales. Estos son aplicados a celdas solares, a fin de mejorar su sensibilidad a la luz y el calor del sol.
El objetivo de estos estudios es encontrar el colorante adecuado que permita mejorar la capacidad de ‘absorción’ de la energía solar en los paneles solares. Actualmente, es común ver celdas de color plomo (hechas de silicio monocristalino), pero su fabricación es más costosa y compleja. Estas celdas vendrían a ser de ‘primera generación’. Las posteriores van mejorando sus propiedades, pero aún tienen una capacidad inferior a las de silicio
Ambos proyectos fueron ganadores de financiamiento por Concytec, a través del programa ProCiencia.