Desde pequeña, Yamina pudo ver de cerca los eventos extremos de la naturaleza. Ella nació en un valle de Huánuco llamado Monzón, un lugar lleno de plantas, con un enorme río y rodeado de cerros de diversos tonos verdes. Casi todos los meses Monzón es como un paraíso, pero en el verano caen lluvias tan fuertes que el río se desborda, arrastrando todo lo que encuentra a su paso, incluso puentes y carreteras. Desde la ventana de su casa, Yamina veía cómo su hermoso río se iba convirtiendo en un mar de piedras y barro. Entonces se preguntaba: ¿De dónde vienen las lluvias? ¿Por qué el cielo está azul y, de pronto, aparecen las nubes y cae la lluvia? ¿Por qué a veces llueve y otras veces no? Cuando Yamina tenía doce años, sus padres decidieron que sus seis hijos estudien en Lima porque Monzón se había convertido en un lugar peligroso debido al terrorismo y el narcotráfico. Y ¡oh, sorpresa! el cielo de Lima era gris y casi nunca llovía. Estos descubrimientos hicieron que Yamina se interesara más por seguir una carrera que respondiera a sus inquietudes.